Tal y como estamos comprobando en las charlas que estamos disfrutando tanto como preparación para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen en octubre (D.m.), las plegarias dirigidas a la Santa Madre de Dios son antiquísimas en la historia del cristianismo, que desde los tiempos primeros entendimos que la mediación y protección de María era inherente a su condición de Madre de Dios y nuestra.
Hoy, que vivimos esta etapa tan confusa para todos, queremos traer aquí este canto también muy antiguo, y que fue elevado como oración por las Madres Clarisas del convento portugués de Santa Clara, en Coimbra en el año 1317 (siglo XV según otras fuentes), cuando el país vecino estaba sufriendo los embates devastadores de una potente plaga de peste.
Es un canto muy especial, y que esconde una historia de arraigo devociones muy importante, que intentaremos contarles en los próximos días, para hacer más presente la oración a María en estos días de incertidumbre en la que tristemente nos olvidamos de la Misericordia de Dios y nos empuja la oscuridad a entregarnos a los brazos de la derrota y del miedo, cuando cierta y precisamente nosotros contamos con la fortaleza de la fe. Que sean estos textos incitadores a la oración. Que no caigamos en el desánimo que voluntariosamente trata el demonio de imponer, sino en los brazos misericordiosos de Dios a los que sin duda llegaremos de mano de María Santísima.