Ayer, al finalizar la emocionante Función Principal, en el día de la festividad de la Virgen del Carmen, fue presentado el diseño de las coronas que se impondrán a las imágenes de la Virgen y su Bendito Hijo el Niño Jesús el día de la Coronación Canónica (3 de octubre de 2020). El artista autor de los dibujos, D. Antonio Medina Vallecillo, ha realizado también el boceto de un nuevo cetro a juego con las otras dos joyas. A continuación pueden leer la descripción artística y simbólica de las piezas, redactada por el propio artista:
DESCRIPCIÓN DE LAS PIEZAS DE ORFEBRERÍA REALIZADAS PARA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, TITULAR DE LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, DE ALCALÁ DE HENARES (MADRID)
La corona para Nuestra Señora del Carmen será realizada completamente en plata de ley chapada en oro.
La corona se compone de distintas partes que pasamos a describir.
La base del canasto la conforma un aro con un perlado decorativo, en recuerdo de las cuentas del rosario, y una ornamentación barroca que será la base de toda la decoración posterior de la presea.
El canasto está construido a base de ornamentación floral (rosas, margaritas, etc.) como ofrenda a la Santísima Virgen. En el mismo se representan distintas cartelas con escudos, que hacen referencia a la orden religiosa carmelita, a la diócesis de Alcalá de Henares y al obispo de la misma. Del canasto sobresalen unas ménsulas muy valientes en su trazado, que soportan los imperiales que cierran la corona.
Pendiendo de la unión de los imperiales cuelga un relicario con forma de pluma, donde se guardará una reliquia de Santa Teresa de Jesús. La pluma hace referencia a la labor espiritual realizada por la Santa a través de sus escritos místicos.
La ráfaga prosigue con la decoración barroca diseñada en el canasto, continuándose así la ornamentación floral en honor a la Santísima Virgen. De la ráfaga sobresalen rayos que van todos ligados entre sí con un lazo que une guirnaldas florales, simbolizando con ello la unión de todos los hermanos en el amor a la Santísima Virgen.
Entre los rayos se sitúan las estrellas que sobresalen desde elementos ornamentales con profusa decoración labrada.
En el centro de la ráfaga, donde se soportan todos los elementos decorativos, sobresalen dos arcángeles, uno de ellos porta en su mano un escapulario carmelita y el otro un dardo que simboliza el amor de Dios, recordando las experiencias místicas de Santa Teresa. Igualmente, los arcángeles soportan entre los dos un rosario con el anagrama de la Virgen María como broche del mismo. Los arcángeles en su parte superior presentan a la Santísima Trinidad que emerge de una nube que se abre entre los cielos.
Todos estos elementos suponen la base de la cruz redentora que culmina la corona. La misma está enclavada sobre la bola del mundo, en referencia a la salvación de la humanidad a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Con este motivo, dos rosas trepadoras abrazan el madero, simbolizando la sangre derramada por Nuestro Señor Jesucristo en su pasión redentora. Junto a la cruz, conformando un calvario, dos jarras de azucenas simbolizan la pureza de la Santísima Virgen, reflejando así la presencia constante de la Madre desde el momento de la Concepción hasta el momento final de la vida de su Hijo. Estas azucenas, además distinguen y complementan el conjunto total de estrellas sumándose así a las otras diez. Todas ellas recuerdan a la imagen de la Virgen descrita en el Apocalipsis.
Realizada completamente en plata de ley chapada en oro.
De la misma estructura que la corona de la Santísima Virgen, la presea para el Niño consta de un aro como base que soporta el canasto, En la parte central del mismo, de forma destacada, resalta una custodia sacramental con elementos eucarísticos, como uvas y espigas, recordando la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, símbolo del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo para la redención de la humanidad.
Rematando la decoración del canasto destacan unas pequeñas jarras con flores como representación de la vida que Dios regala al género humano.
Los imperiales cierran la corona en su parte central con la bola del mundo y la cruz, símbolo de Jesucristo Salvador del mundo.
La pieza está realizada completamente en plata de ley chapada en oro.
En su parte superior, la más característica y distintiva del cetro, se representa una corona en recuerdo a la realeza de la Virgen, culminada con el Monte Carmelo que simboliza la orden religiosa carmelita. Sobre dicho monte se enclava la Cruz de la Salvación.
La decoración del cetro está realizada con ornamentación barroca similar a la de la Corona de la Santísima Virgen, conformando un conjunto único. De esta decoración labrada destacan los juegos de palmas como símbolo que recuerda a los Santos Niños mártires.
DESCRIPCIÓN DE LAS PIEZAS DE ORFEBRERÍA REALIZADAS PARA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, TITULAR DE LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, DE ALCALÁ DE HENARES (MADRID)
CORONA PARA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
La corona se compone de distintas partes que pasamos a describir.
La base del canasto la conforma un aro con un perlado decorativo, en recuerdo de las cuentas del rosario, y una ornamentación barroca que será la base de toda la decoración posterior de la presea.
El canasto está construido a base de ornamentación floral (rosas, margaritas, etc.) como ofrenda a la Santísima Virgen. En el mismo se representan distintas cartelas con escudos, que hacen referencia a la orden religiosa carmelita, a la diócesis de Alcalá de Henares y al obispo de la misma. Del canasto sobresalen unas ménsulas muy valientes en su trazado, que soportan los imperiales que cierran la corona.
Pendiendo de la unión de los imperiales cuelga un relicario con forma de pluma, donde se guardará una reliquia de Santa Teresa de Jesús. La pluma hace referencia a la labor espiritual realizada por la Santa a través de sus escritos místicos.
La ráfaga prosigue con la decoración barroca diseñada en el canasto, continuándose así la ornamentación floral en honor a la Santísima Virgen. De la ráfaga sobresalen rayos que van todos ligados entre sí con un lazo que une guirnaldas florales, simbolizando con ello la unión de todos los hermanos en el amor a la Santísima Virgen.
Entre los rayos se sitúan las estrellas que sobresalen desde elementos ornamentales con profusa decoración labrada.
En el centro de la ráfaga, donde se soportan todos los elementos decorativos, sobresalen dos arcángeles, uno de ellos porta en su mano un escapulario carmelita y el otro un dardo que simboliza el amor de Dios, recordando las experiencias místicas de Santa Teresa. Igualmente, los arcángeles soportan entre los dos un rosario con el anagrama de la Virgen María como broche del mismo. Los arcángeles en su parte superior presentan a la Santísima Trinidad que emerge de una nube que se abre entre los cielos.
Todos estos elementos suponen la base de la cruz redentora que culmina la corona. La misma está enclavada sobre la bola del mundo, en referencia a la salvación de la humanidad a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Con este motivo, dos rosas trepadoras abrazan el madero, simbolizando la sangre derramada por Nuestro Señor Jesucristo en su pasión redentora. Junto a la cruz, conformando un calvario, dos jarras de azucenas simbolizan la pureza de la Santísima Virgen, reflejando así la presencia constante de la Madre desde el momento de la Concepción hasta el momento final de la vida de su Hijo. Estas azucenas, además distinguen y complementan el conjunto total de estrellas sumándose así a las otras diez. Todas ellas recuerdan a la imagen de la Virgen descrita en el Apocalipsis.
CORONA PARA EL SANTÍSIMO NIÑO DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
Realizada completamente en plata de ley chapada en oro.
De la misma estructura que la corona de la Santísima Virgen, la presea para el Niño consta de un aro como base que soporta el canasto, En la parte central del mismo, de forma destacada, resalta una custodia sacramental con elementos eucarísticos, como uvas y espigas, recordando la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, símbolo del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo para la redención de la humanidad.
Rematando la decoración del canasto destacan unas pequeñas jarras con flores como representación de la vida que Dios regala al género humano.
Los imperiales cierran la corona en su parte central con la bola del mundo y la cruz, símbolo de Jesucristo Salvador del mundo.
CETRO PARA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
La pieza está realizada completamente en plata de ley chapada en oro.
En su parte superior, la más característica y distintiva del cetro, se representa una corona en recuerdo a la realeza de la Virgen, culminada con el Monte Carmelo que simboliza la orden religiosa carmelita. Sobre dicho monte se enclava la Cruz de la Salvación.
La decoración del cetro está realizada con ornamentación barroca similar a la de la Corona de la Santísima Virgen, conformando un conjunto único. De esta decoración labrada destacan los juegos de palmas como símbolo que recuerda a los Santos Niños mártires.