La relación de la Santísima Virgen con las Ánimas del Purgatorio es profunda y eterna. Ella es Mediadora universal de los seres humanos ante Dios, y podemos decir que por lo tanto será abogada nuestra en el momento en que seamos juzgados. Pero más específicamente María en su adveración del Carmen adquirió con nosotros, los carmelitas, un compromiso maternal y amoroso que ha sido expresado hasta en dos ocasiones. Cuando la Virgen se apareció a San Simón Stock, General de la Orden del carmelo, y le hizo entrega del Santo Escapulario, le indicó que quien lo vistiera, no padecería el fuego del infierno. Siglos después la Virgen transmitió el mismo mensaje a S.S. Juan XXIII indicándole que Ella sacaría del Purgatorio, el sábado siguiente al de su muerte, a quienes hubieran vestido el Santo Ecapulario en vida. Por eso SS. Paulo VI redactó la siguiente bula en 1613: "Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienave