A continuación reproducimos una poesía, que nos ha hecho llegar amablemente un hermano, sobre nuestra Vírgen del Carmen:
Tu imagen, VÍRGEN DEL CARMEN,
la busco al nacer la aurora;
la siento al nacer el día,
cuando después de la noche,
nos da la luz su caricia.
Y en el horizonte hermoso,
en la barca de la vida,
te encuentro cuando te busco,
a mi lado, ¡Madre mía!.
Tu maternal comprensión,
no puede ser nunca fría,
que si en tí busco calor,
tu eres hoguera divina,
porque te encendió el amor
y eres de amor, llama viva.
Navegando en este mar,
de este mundo sin orillas,
que navega sin timón
y sin rumbo, a la deriva.
Ven a navegar conmigo,
súbeme en tu navecilla
y navegaremos juntos,
Madre que nunca me olvidas.
Aunque haya marejada
y se mueva mi barquilla,
me mantendrás siempre en pié
o sentado en tus rodillas,
para que mi pobre alma
viva a tu lado tranquila.
Hermosa Vírgen del Carmen,
hermosa Madre Divina:
amaina las tempestades
del que por el mar camina,
conduce a todos al puerto...
...donde se encuentra la vida.